martes, 3 de junio de 2008

Los vaqueros de Cabizuela


Al llegar la primavera, la actividad en el campo volvía a rebrotar. Un manto de hierba cubría el "Prado Ancho", "Los Estragales", y "Las Lagunas". Y decenas de vacas se dirigían hasta estos prados para pastar allí a sus anchas.



Antes de llevar las vacas al prado, se celebraba "La Junta", predecesor del actual "Seguro Agrario". Todos los ganaderos que iban a tener los animales juntos, tasaban una a una cada cabeza, y dejaban por escrito dicho valor. Si algún animal, durante el periodo de pastos, resultaba dañado por accidente, el resto de los ganaderos pagaban al propietario su valor. Como contraprestación, tenían derecho a parte de la carne del animal, a un precio simbólico. En varias ocasiones, todos los que iban de Cabizuela al mercado semanal de ganado de Crespos, llevaban en sus fiambreras un mismo guiso de carne, cuando el resto de la gente apenas podía comer algo de cocido y un torrezno.



Los vaqueros eran quien dirigían el ganado, y lo aproximaban hasta las mejores zonas y a los caños para poder beber. Pasaban en los prados casi todo el Verano, durmiendo en los bardos, pequeñas cabañas maltrechas, fabricadas con palos, retama y paja.



Cuando alguien necesitaba las vacas para arar, iba hasta el prado a lomos de un burro, con el yugo a cuestas. Recogía las vacas, las ponía el yugo, y regresaba otra vez con ellas por la noche.



Una de las estampas más expectaculares cuando se echaban las vacas al prado, era ver las luchas de los toros, para hacerse con el poder de la manada y así poder cubrir a las vacas en celo. Siempre bajo la atenta mirada de los vaqueros, quienes se encargaban de que ninguno de los dos oponentes resultara herido, se organizaban corrillos en los que se apostaba por el toro ganador.



Otra de las estampas curiosas de esta época, se producía cuando acababa la temporada de los prados. Las vacas se llevaban a los pilones, que existen actualmente, y desde ahí cada vaca se dirigía sola a su casa. Estaban acostumbradas, dado que durante todo el Invierno, se las llevaba a beber cada uno, desde su casa, al pilon; ya se sabían el camino de sobra. Por eso, al llegar el final de Septiembre, un reguero de vacas avileñas, frisonas, bueyes, y demás, recorría las calles del pueblo sin vaquero alguno. Pero todas acababan metidas en su cuadra.



Así que, cuando veamos por la televisión una película de vaqueros, nos podemos acordar de los que hubo no hace tanto tiempo en Cabizuela.






4 comentarios:

Anónimo dijo...

Bonito artículo. Espero conocer pronto este pueblo

Anónimo dijo...

Hola Fernando. Soy Marcos, el de Bodegas Andrax. Anda que no te lo curras...Todo el día dando la brasa con tu pueblo, y al final, ¡ va a ser que existe, y es bonito y todo¡

Fernando dijo...

Marcos, toda la vida diciendo que tu vino es bueno, y al final ¡ se va a poder mezclar con Coca Cola, y todo¡

el burladero dijo...

¡Que bonito es recordar tiempos pasados! En la actualidad todo ha cambiado, el campo se labra con tractores y las mchas vacas que hay, estan estabuladas y son de una calidad incuestionable
que producen gran cantidad de leche.
¡¡¡Te felicito por este articulo!!!